ROMANCE DEL CONDE OLINOS
Érase una vez el Conde Olinos, que madrugó una mañana de San Juan para dar agua a su caballo. Mientras el caballo bebía, el Conde Olinos cantaba una canción, y las aves que iban volando se pararon a escuchar. Desde la torre más alta la reina le oyó cantar y le dijo a la princesa:
-Mira, hija, como canta la sirenita del mar.
-No es la sirenita, madre, que ellas no cantan, es la voz del Conde Olinos que por mí triste está.
-Si porque te quiere está triste, lo mataré, porque para casarse contigo le falta sangre real.
-¡Madre, no le mande matar, que si mata al Conde Olinos yo también morire!
-¡Que lo maten a lanzadas y que echen su cuerpo al mar!
Él murió a la media noche y ella al amanecer.
A ella, como hija de reyes, la entierran en el altar y a él, como hijo de condes, unos pasos más atrás. De ella nació un rosal blanco y de él un espinar albar. Crecieron los dos hasta llegar a juntarse. La reina llena de envidia, los mandó cortar y el galán que los cortaba no podía parar de llorar. De ella nació una garza, de él un fuerte gavilán y desde entonces vuelan juntos por el cielo, a la par.
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